sábado, 27 de febrero de 2010

¡Plástico!

Una isla de plástico, que dobla la superficie de Texas (aunque algunas estimaciones dicen que es tan grande como el doble de la superficie de Estados Unidos), flota y gira en el norte del Pacífico. La cantidad de residuos plásticos que nosotros pudimos ver en Mogo Mogo, no es más que una ridícula muestra del total vertido en los mares. Paradójicamente, al ser una isla desierta, sin nadie que limpie sus playas, se convierte en un perfecto ejemplo del vertedero en el que hemos convertido los océanos.

Solo un ejemplo de la orilla en Mogo Mogo
Ciertamente el espectáculo no es bonito. Pero las consecuencias van mucho más allá de las meramente estéticas. La naturaleza de los miles de millones de residuos flotantes es diversa, y al degradarse por el efecto del agua y el sol, se originan pedazos más y más pequeños que llegan a formar parte de la cadena alimenticia. Algunas de estas sustancias son carcinogénicas o disruptores endocrinos.

Los efectos en la fauna salvaje son aún más directos y evidentes. Miles de pollos de albatros mueren cada año, al ingerir fragmentos plásticos, que llenan su estómago. Las tortugas marinas también se llevan su parte, y los peces que ponemos en nuestro plato, desde luego que también.

Cadaver de Albatros de Laysan, donde se puede apreciar el plástico que contenía su aparato digestivo - Fuente: Wikipedia

Reducir la cantidad de residuos plásticos parece bastante complejo. El reciclaje de plástico es todavía ineficiente, debido a que es difícil automatizar el proceso de selección de plásticos. Un producto de consumo, como un ordenador o un móvil puede contener decenas de diferentes tipos de plástico. Es cierto que cada vez más compañías están sumandose a la tendencia verde (por ejemplo, mi mochila Lowe pro está fabricada parcialmente con plástico reciclado de botellas), pero siguen siendo una minoria.

Otras alternativas en la producción de plástico, como la fructosa, parecen prometedoras, aunque en la actualidad seguimos consumiendo millones de toneladas de plástico con el petróleo como materia prima.

La manera más eficiente de reducir los desechos plásticos, a día de hoy, es dejar de consumirlos. Vivimos en una sociedad donde se anima y se premia el consumismo más demente. Consumo principalmente de objetos (todos, toditos, tienen algún componente de plástico), que varían desde lo más inútil hasta lo francamente estúpido. Probablemente no necesitemos el 90% de lo que consumimos. Y eso desde mi sucia y contaminada mente occidental... Lo más posible es que no necesitemos siquiera el 99%.

3 comentarios:

Lyra dijo...

Parece mentira que todavía haya gente que cree que podemos seguir produciendo mierda y echarla al mar, que no va a pasar nada, se creen que desaparece por arte de magia o "como no lo veo no existe".
Lo que falta es que alguien se adjudique la isla de porquería y pretenda edificar y especular ;)

Cris dijo...

Asqueroso, en el más amplio de sus sentidos...

Antonio Aguilera N dijo...

Lo que no se ve, no existe.
Y en este mundo, lo que no nos enseñan las grandes corporaciones dedicadas a la comunicación se va al fondo del mar de los Sargazos.
Lo que pasa es que, como un inmenso boomeran, el mar nos devolverá lo que le damos.
Así nos irá.